martes, 10 de noviembre de 2009

Saga del Pueblo de Vatnsdal (2)

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En una gran ocasión Ketil le dijo a Thorstein, su hijo, 'El comportamiento de los jóvenes de hoy en día no es el de antaño cuando yo era joven. En aquellos días los hombres ansiaban la consecución de grandes proezas, o bien asaltando o bien ganando riqueza y honor a través de hazañas en las que hubiera algún elemento de peligro. Pero hoy en día los jóvenes quieren ser hogareños, y sentarse frente al fuego, y llenar sus estómagos con aguamiel y cerveza; y por eso es que la virilidad y la valentía están menguando. Yo he ganado riqueza y honor porque me atreví a afrontar peligros y duros combates singulares. Tú, Thorstein, has sido poco bendecido a lo que respecta en fuerza y tamaño. Lo más probable es que tus hazañas serán como ellas, y tu coraje y atrevimiento se corresponderán a tu tamaño, porque no tienes deseo de emular las hazañas de tus ancestros, te dejas ver justo como pareces, con un espíritu de tu mismo tamaño. Fue una vez la costumbre de hombres poderosos, reyes o condes -quienes eran nuestros iguales- irse de asedio, y ganar riquezas y reconocimiento para ellos mismos, y que tal riqueza no contara como parte de ningún legado, y que ningún hijo lo heredara de su padre; se prefería que el dinero se quedara en la tumba al lado del cacique. Y si alguno de los hijos heredaba las tierras, no podía sostener su estatus, si el honor les importaba, a no ser que se pusieran a sí mismos y a sus hombres en peligro y fueran a batalla, así ganando por ellos mismos, cada uno en su turno, riqueza y reconocimiento-y así seguir los pasos de sus antepasados. Creo que las maneras de los viejos guerreros son desconocidas para ti - desearía podértelas enseñar. Has llegado a la edad donde lo correcto para ti sería probarte, y descubrir qué guarda el destino para ti.'

Thorstein respondió: 'Si alguna vez la provocación fuera a funcionar, esto sería provocación de sobra.'

Se levantó y se marchó y estaba muy enfadado.

Un gran bosque se extendía entre Romsdal y Oppland, a través de la cual una gran vía discurría, a pesar de que era intransitable debido a los bribones que se suponía que esperaban, a pesar de que nadie podría decir nada seguro sobre esto. En aquel tiempo hubiera parecido un gran éxito solucionar este problema.

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