lunes, 27 de mayo de 2013

The Economist (24-05-2013)

Somos el punto de mira de uno de los artículos de The Economist de esta semana. Admite progresos (nos reconoce más responsables que Francia e Italia) y dice que nuestra economía está también mostrando signos de mejora, y que no le echamos la culpa a los alemanes sino que más bien admitimos nuestros desmanes (no como otros).

Dice que tenemos tres problemas:

  • La crisis de crédito, que aunque la prima de riesgo hay bajado, las pequeñas y medianas empresas tiene menos acceso a él y es más caro que las zonas del norte de Europa. A pesar de que el dinero sea barato, y que se haya creado el Sareb, los bancos todavía están peleando contra las deudas de las compañías de la construcción. Los precios de los inmuebles han bajado un tercio desde su pico, y todavía el sistema podría absorber hasta una caída del 50%, pero la caída podría ser aún mayor.
  • La fatiga de la reforma. Se han aceptado reformas, recortes en los sueldos. Sin embargo, más es necesitado, reforma de los subsidios, bajar el salario mínimo por regiones (esto sí que me parece muy fuerte), fomentar los mini-jobs y el trabajo a tiempo parcial y reducir la carga de las pensiones.
  • Sobre todo, el tercer problema es la insuficiente demanda y falta de fuentes de crecimientos. El gobierno confía en las exportaciones, pero todavía son sólo la tercera parte del PNB. Aparentemente, en esta línea se flexibilizó el mercado de trabajo y por eso muchos fabricantes de coches mudan la producción europea a España. Deslocalización, que hoy en día tiene tan mala prensa, pero que cuando nos beneficia, nos parece bien.
Con respecto a la economía sumergida, dice que muchos analistas hablan de que hay mucha, pero que Visa Europa estima que no es más grande que la media europea, y con la caída de la construcción, se hace cada vez más pequeña. Esto me hace pensar que si esgrimir esta palabra no es una manera de acomplejar y culpabilizar más a una población que observa en silencio todo lo que está pasando.

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